Nacido en 1981 en Le Locle Suiza pero de padre y madre gallegos. Mi pasión por la relojería se fue desarrollando poquito a poquito. Cuando acabe la escuela obligatoria se presentaron dos opciones para mi futuro profesional; seguir estudiando en una escuela para ser informático o aprender relojería en el museo internacional.
Comencé mi carrera profesional como informático pero lo dejé 3 años después para desarrollarme profesionalmente y ser financieramente independiente. Algún tiempo después empecé una carrera de relojero que se convirtió en mi pasión. De lejos o de cerca mi vida siempre estuvo relacionada con la relojería. Desde que me mudé para Galicia, la idea de crear mi propia marca estuvo siempre presente y se fue materializando poco a poco. La crisis sanitaria del coronavirus fue un punto clave en la creación de Oreto. Fueron momentos muy complicados para todos. El confinamiento me permitió coger las mejores decisiones para la marca. He seguido una formación de distribución de relojes que me ha ayudado a crear un concepto de distribución adaptado al siglo XXI y tras mucho esfuerzo he conseguido crear un proyecto que permite transmitir los valores de la marca de manera autentica, poniendo el cliente en el centro de la marca.